miércoles, noviembre 21

La tristeza que se escurre por las calles

Siempre que puedo caminar por el D.F. o por lo menos deambular por algunos instantes en algunas de sus calles, así como cuando utilizo el transporte público, un dejo de melancolía suele invadirme.

Con pesar me doy cuenta que la gente que me rodea posee un rostro encajado en pensamientos y, seguramente, más de una preocupación. Me doy cuenta entonces que el ritmo de la vida moderna en esta ciudad nos imprime no sólo velocidad sino vacío, mismo que refleja la posible ausencia de sentido en el rostro de los habitantes.

¿Es este el rostro que yo también proyecto a los demás? Si es así, creo que es hora de modificarlo. Y transformando el rostro desencajado encontraría una manera anónima de contribuir en proporcionar una mirada más amable, un rostro más esperanzador. Tengo muchos motivos para tener en mi rostro una sonrisa, y creo que la visión positiva del presente y del futuro es urgente de reforzar a cualquier hora y momento.

2 comentarios:

  1. Te recomiendo la película argentina Moebius ( http://tantostemastantosblogycoincidir.blogspot.com/2007/10/moebius.html ), toca éste punto.

    El poner un semblante diferente al del colectivo, puede cambiar el ánimo de otros. Cuando alguien nos trata bien en medio del caos de la ciudad, nos provoca alegría, nos saca del dialogo con nosotros mismos, se hace el día más luminoso, no crees?.

    El tema es la actitud.

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  2. Una vez alguien me dijo: Siempre hay que tener una sonrisa en el rostro, no sabes quien podrá estar mirandote y quiza por la sonrisa se enamore de ti.

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Lo mío ya fue, ¿tú qué dices?