martes, enero 25

¿Día triste?

  
Imagen obtenida en: http://www.estuimagen.com/tristeza-4446/
 

Ayer, 24 de enero, se dijo que sería el día más triste del año. Por lo menos se dijo aquí y en otros puntos del ciberespacio. La reflexión, supuestamente alcanzada con un indicador matemático constituido por cuatro factores según se explica, es por demás, a lo que se le quiera agregar como adjetivo, bastante hilarante. No creo que tenga sustento este divertido invento "científico", prueba de eso es que tuve, junto con mi familia, un gran día aunque eso sea nota discordante.

Se convirtió en un día de tranquilidad, pues un peso se ha ido y comenzamos a sentirnos un poco más seguros de lo que antes nos encontrábamos.El reto que nos viene no es sencillo en diversos ámbitos pero auguramos que juntos, sin mayor complicación, podremos resistir el oleaje y continuar nuestro viaje buscando el horizonte de nuestro proyecto.

Sumo a ello, y ya en forma profesional, que ayer se concretó la primera de varias clases que espero impartir sobre ética cristiana, lo cual me tiene moviendo la piedra nuevamente en un tema que me agrada. 

Pero además el aura de "mala suerte" del día de ayer continúo prodigándose hoy; caminando por insurgentes me encontre con "Historia de la Filosofía" del español Julián Marías, prologado por Xavier Zubiri, 16a. edición de 1963, en un estanquillo de libros usados. Por 20 pesos me lleve un ejemplar que, estoy seguro, vale oro puro. 

Y aunque usted, lector/lectora amable que me brinda su visita,  no lo crea ¡había promoción!, por "50 pesos, 3 libros". Sumé al filosófico, un texto de poesía (curiosamente al revisarlo ya despúes de la compraventa resultó prologado por Julián Marías) "Antología Poética" de Antonio Machado, y "Las aventuras de Tom Sawyer" de mi admirado Mark Twain. 

Espero que 2011 me depare más "días tristes" como el 24 de enero y siguientes...

jueves, enero 20

Los aromas que recrean las letras

Imagen obtenida de: http://wineruda.blogsome.com/2008/03/17/pieza-unica-de-milorad-pavic/


El asunto este de contar historias a través de la palabra escrita no se reduce únicamente al hecho de arrojar letras al lector de cualquier modo, en literatura sucede a veces lo que se dice en política: forma es fondo. La forma, más propiamente "el método" diría yo, que se elige para expresar la historia es decisiva en el éxito, materializado en ese "dejar algo", que se persigue en quien lee aquello que escribimos. 

Esto desde luego no supone la inexistencia de autores a los que la la forma les preocupa lo mismo que una nevada en pleno desierto; sin embargo, a mí como lector, me agrada más el genio creativo que sin conocer mi nombre y mi situación particular, me da mi lugar como destinatario desde el mismo momento en que surge la idea de un texto y hasta que se concreta en las jornadas árduas que, supongo, deben experimentarse para confeccionar una novela. A mi modo de ver, cuando esto sucede, cuando el lector le preocupa al autor, la literatura deja de ser tema de eruditos y académicos, y se transforma en un encuentro personal, no siempre agradable es cierto pues los hay difíciles y rebuscados. Lo creo fervientemente pues las personas, como en algún lugar he leído, estamos hechas para el encuentro, y el encuentro literario entre muchos otros, reviste especial interés y proporciona significado a quienes lo celebran. 

Milorad Pavi´c (se acentúa en la "c", pero el teclado del que dispongo no me lo permite) me ha transmitido llanamente la sensación gratificante que produce el acto intensionado de escribir cada palabra y situación del mejor modo posible. Brilla en él la interesantísima finalidad de articular la historia no en función de quien la escribe, de quien la crea, sino de quien habrá de recibirla. Al terminar la primera novela que le leo, descubrí, que desde el mismo íncipit de Pieza Única, esto se nos revela: "Aleksander es un andrógino."

Supe de este autor y de su "Pieza única" por la serie de cápsulas televisivas denominada "Imaginantes", conducida por el genio de un gran equipo de colaboradores interesados en la promoción educativa, orquestados todos por José Gordón. La propuesta visual y auditiva de esta cápsula sirvió, por lo menos para mí, como un anzuelo con buena carnada y siendo yo un pececillo inquieto no tuve más remedio que engancharme y de paso castigar el bolsillo. 

La cápsula observada, de alguna manera una eficiente sinópsis de la novela que motiva la imaginación, activó no pocos resortes y sirvió como detonante de un proyecto de taller literario para adolescentes que espero algún día poder concretar. Mientras tanto, y con el pretexto del proyecto como bandera, adquirí la novela y la convertí en el primer objetivo a devorar en vacaciones decembrinas.

Mucho puedo decir de mi encuentro personal con una novela bien planteada, pero quiero únicamente hacer mención de los primeros instantes y es que, al paso de los primeros minutos, y una vez instalado en la historia, pude sumergirme en las fragancias mismas de los personajes, constatando que no sólo se presentaba la descripción física habitual de los actores que habrían de desfilar ante mis ojos, sino que el aroma mismo descrito por las letras proyectaba en mí las imágenes de los personajes de una nueva manera nunca antes considerada en otros textos, novelas y autores. Al finalizar el primer round con las páginas, advertí que los aromas que recrean las letras en la historia se constituian en clave para descifrar el duelo entre el futuro y la muerte, que a veces se presentan como sinónimos, a veces como antónimos, y en no pocas ocasiones como consecuencia natural de la trama. En cada palabra el autor se regala al lector en toda su capacidad narrativa. Si bien el princicipio cumple y rebasa expectativas, el final y el complemento del cuaderno azul se nos manifiestan a los avorazados de las letras como un delicado y abundante festín al que no es uno capaz de negarse. 

No me parece que la palabra "recomendación" responda con justicia a lo que el texto puede llegar a significar para un lector como yo. Esta novela-delta, como la describe el propio autor, es de esas contadas cosas que, una vez disfrutadas, desean compartirse sin reserva con todo aquél que esté dispuesto. Promover esta novela, y a este autor, me parece un acto de negación de que lo bueno se quede en unos cuantos. Digamos que es un anhelo de disfrute democrático al que este post en esencia ahora se ordena. 

La ventaja, gracias a Dios por la coincidencia como lector en esta época, de leer en un mundo como el nuestro es que autores de otras latitudes y coordenadas geográficas y literarias pueden ser fácilmente alcanzados, conocidos, reconocidos, promovidos y convidados por su profuso significado. Este autor serbio es un genio no para la recomendación sino para el activo proselitismo a su favor, y desde luego no hay mejor título para esta novela que el que lleva impreso en la portada. Verdaderamente es un ejemplar único, distinto y motivante en grado sumo a nuevas manifestaciones del encuentro personal entre autor y lector.

A quien esto interese:

Datos de la novela en editorial Sexto Piso, da un clic aquí
Una crítica a la novela, da clic aquí


miércoles, enero 5

Recomienzos

No sólo es un nuevo año el que inicia, es completamente una nueva década. 

Un nuevo ciclo el que ahora, simbólicamente, inauguro con estas letras. La medianía de mi vida se ve al horizonte pues tardaré 3,650 días en llegar a mi justo medio. 

Este año habré de cumplir 3 décadas de vida y con ello la evaluación que debe hacerse habrá de hacerse pensando en lo que me espera dentro de 10 años, pero que ya he iniciado a vivir desde ahora. Dios mediante, y sólo con ÉL como guía, habrán muchas cosas buenas por experimentarse a partir de este día en el que recomienzo con aquello que soy.

Entre otros temas, tengo claro un panorama. Mi familia habrá de consolidarse también en este lapso. Mis hijos irán irradiando cada vez más mientras yo daré los pasos para dirigirme al atardecer de la mano del amor de mi vida. Es ley de vida, pero pocas veces queremos prepararnos a ello. No me resigno, disfruto cada paso que he dado y saboreo aquél que deberé dar. No es malo pensar en lo que vendrá, a mi me parece excelente iniciar a pensar en lo que toca a la puerta plantando cara, como he procurado hacerlo, a lo que hoy me exige una respuesta directa y sencilla. Vivir es lo mejor que puede a uno pasarle cuando ha aprendido a combinar lo agridulce que la existencia nos ofrece.