Aunque he dejado de lado un tanto mis reflexiones viajeras, y esto por dedicar los viajes casi exclusivamente al trabajo y a la lectura, me encuentro nuevamente en una de las orillas de nuestro país.
Si bien no soy un experto de lo que se vive en la frontera, pues he estado solamente en tres ciudades colindantes no dejo de sentirme un poco conocedor respecto aquellos mexicanos que nunca se han visto al límite de la patria. Pero de esto también tengo mis dudas.
¿Realmente México termina a la orilla del río bravo?. La presencia no poco significativa de millones de mexicanos del "otro lado" me hace pensar qué, con sus salvedades e inconvenientes, México existe más allá de la orilla de un río.
Visitar la frontera es una experiencia; visitar Tijuana es sumergirse en un mundo diferente, un mundo de colindancias, que a veces se presenta como espacio agradable y a veces como ambiente agresivo. Tierra de contradicciones, de contrastes, se ha mencionado de nuestro país en otras ocasiones. Si México es tierra de conjunción entre polos aparentemente distantes, Tijuana es el mejor ejemplo de un México dividido y sintetizado, partido y rejuntado en una escalada de ocasiones indeterminables.
Es por mucho, atemorizante. Y la razón del miedo, sé que todo temor resulta de aquello que desconocemos, es que ésta no es una ciudad mexicana como otra que te permite conocerle desde el primer contacto. A Tijuana tienes que revisitarla, recomprenderla, reentenderla, reconfigurarla una y otra vez.
Supongo que a resumidas cuentas la fábula de Esopo de la zorra y el león, puede aplicarse a todo visitante de este rincón nuestro colindante, fascinante, inexplicable...sólo comparable a la sensación de vértigo en la contemplación de la mancha urbana.
Saludos desde Tijuana, ¿México?.
Nota: este post apareció originalmente en my space, y lo he traído acá porque la impresión de de esta ciudad, en la que ya llevo más de 3 días en modo alguno se diluye.
Si bien no soy un experto de lo que se vive en la frontera, pues he estado solamente en tres ciudades colindantes no dejo de sentirme un poco conocedor respecto aquellos mexicanos que nunca se han visto al límite de la patria. Pero de esto también tengo mis dudas.
¿Realmente México termina a la orilla del río bravo?. La presencia no poco significativa de millones de mexicanos del "otro lado" me hace pensar qué, con sus salvedades e inconvenientes, México existe más allá de la orilla de un río.
Visitar la frontera es una experiencia; visitar Tijuana es sumergirse en un mundo diferente, un mundo de colindancias, que a veces se presenta como espacio agradable y a veces como ambiente agresivo. Tierra de contradicciones, de contrastes, se ha mencionado de nuestro país en otras ocasiones. Si México es tierra de conjunción entre polos aparentemente distantes, Tijuana es el mejor ejemplo de un México dividido y sintetizado, partido y rejuntado en una escalada de ocasiones indeterminables.
Es por mucho, atemorizante. Y la razón del miedo, sé que todo temor resulta de aquello que desconocemos, es que ésta no es una ciudad mexicana como otra que te permite conocerle desde el primer contacto. A Tijuana tienes que revisitarla, recomprenderla, reentenderla, reconfigurarla una y otra vez.
Supongo que a resumidas cuentas la fábula de Esopo de la zorra y el león, puede aplicarse a todo visitante de este rincón nuestro colindante, fascinante, inexplicable...sólo comparable a la sensación de vértigo en la contemplación de la mancha urbana.
Saludos desde Tijuana, ¿México?.
Nota: este post apareció originalmente en my space, y lo he traído acá porque la impresión de de esta ciudad, en la que ya llevo más de 3 días en modo alguno se diluye.
Sin duda las fronteras mexicanas son sitios donde pareciera que no hay estabilidad, las personas parece que están de paso, el viento, el calor y la arena hace parecer olvido y soledad; pareciera que esa tierra no es de nadie, simplemente es un escalón que muchos pisan para llegar más al norte.
ResponderBorrarSaludos