En la controvertida, como todas, cinta de David Lynch de 2001 Mulholland Drive (Para México, Sueños, Misterios y Secretos) las protagonistas acuden a un estrambótico club nocturno, "El silencio", una especie de metáfora de la conciencia ante el engaño vivido, y en dicho espacio la historia se tuerce para mostrarnos un panorama diverso y alterado respecto lo que hasta ese punto veníamos observando y lo que considerabamos real ha dejado ya de serlo. De ahí, al cierre de la cinta, no habrá retorno posible a lo que antes se consideraba y no queda más que elaborar nuevas teorías que el espectador puede trazarse intentando unir las piezas incompletas de un rompecabezas sin orden ni sentido.
Recuerdo esta imagen de la cinta, como la consagración de la trama en donde no hay percepción que se confirme. Se escucha música pero quien la ejecuta realmente no la está tocando, se escucha una canción, se ve a la persona que la canta, pero en el fondo ella sólo es una especie de silueta agonizante que no favorece la comprensión, es más, la dificulta considerablemente.
Si el cine es un reflejo social hoy necesitamos en esta vida, país y sociedad, espacios que nos permitan toparnos con la mentira y enfrentarla aún a costa de que la historia, después de este encuentro, no podrá ni volverá a ser la misma. Como en la cinta, debemos poner a prueba las percepciones que se logran por "consenso" y valorar si éstas, realmente y no aparentemente, son lo que requerimos para conseguir avanzar. Como dice Sabina, hay más de 100 mentiras por las cuales no nos quitamos de un tajo la vida; habrá que distinguir y no es fácil la luz de la sombra.
Pero antes, y frente a tanto ruido, necesitamos silencio y volver a ver las cosas como realmente son sin imponer las categorías que nuestros prejuicios pueden brindarnos. Eso tampoco, quiere decir, animarse a decir que sí a todo aquello que se tope con nuestra frente en el ánimo de una búsqueda desenfrenada y sin sentido; hay que darle rumbo al llanto, hay que darle cauce a la pregunta sobre nosotros mismos.
Si el cine es un reflejo social hoy necesitamos en esta vida, país y sociedad, espacios que nos permitan toparnos con la mentira y enfrentarla aún a costa de que la historia, después de este encuentro, no podrá ni volverá a ser la misma. Como en la cinta, debemos poner a prueba las percepciones que se logran por "consenso" y valorar si éstas, realmente y no aparentemente, son lo que requerimos para conseguir avanzar. Como dice Sabina, hay más de 100 mentiras por las cuales no nos quitamos de un tajo la vida; habrá que distinguir y no es fácil la luz de la sombra.
Pero antes, y frente a tanto ruido, necesitamos silencio y volver a ver las cosas como realmente son sin imponer las categorías que nuestros prejuicios pueden brindarnos. Eso tampoco, quiere decir, animarse a decir que sí a todo aquello que se tope con nuestra frente en el ánimo de una búsqueda desenfrenada y sin sentido; hay que darle rumbo al llanto, hay que darle cauce a la pregunta sobre nosotros mismos.
"Señoras y señores, el Club Silencio les presenta - la llorona de Los Angeles, Rebekah del Rio!"
Sobre la película:
http://www.mulholland-drive.net/home.htm, si te encuentras perdido este sitio puede ayudarte (por lo menos en la cinta)
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