16 años

Hace ya 16 años, un buen trecho...tres lustros...hoy distinto al ayer, pero con cierta esencia de lo vivido que no me ha dejado de acompañar en diferentes momentos y circunstancias.No soy un fan, en el sentido estricto de la palabra. No me sé de memoria todas las letras, ni tengo claro todo el mundo que le rodea. Soy más bien un simple aficionado que disfrutó como pocas veces, sin poses, ni melanomanía una buena noche en su compañía.

Sé bien, y lo constaté cuando leí la biografía en carne viva, que no coincidimos en mares de asuntos, pero tenemos un sitio común: el gusto por la letra bien escrita y bien dicha; para mí, es un referente en el uso y manejo del español y sobre todo un "matador" en el ámbito de la fiesta brava en lo que se refiere a capotear, con ironía y sarcasmo, emociones convieriéndolas en pases dignos del grito y porra del respetable.

Tuvieron que transcurrir 16 años para que pudiera observarle en vivo y admirar el carisma que se refleja en su mirada y la maravilla que implica su desempeño como profesional de lo que mejor sabe hacer. No concuerdo con Sabina el ideólogo, el activista, concuerdo con el artista en el reto que le impone, y que siempre supera, su creatividad.

Le conocí por el "Boulevard de los Sueños Rotos" y no pude dejar de admirar que no sólo esa canción fuera recordada en el concierto a la distancia de ese álbum añejo pero vivo, sino también "Ganas de" y "Esta boca es mía"; me sentí un tanto culpable de no deleitarme tanto con "Vinagre y Rosas" en forma previa al concierto, y me he dado cuenta que aún existen muchas letras que me falta sopesar. Pero en el ritmo que se imprimió al encuentro me pareció que no hizo falta ninguna canción, pues las más emblemáticas estuvieron ahí rodeándonos a todos quienes fuimos testigos en una noche para mí ya imborrable.