miércoles, julio 23

Lluvias y más lluvias, noticias iguales...

Hemos sufrido, y seguiremos sufriendo, los cambios ambientales que nuestra propia huella ecológica ha provocado en los años recientes. Al prender la tele y sintonizar cualquier noticiero nos encontramos los fenómenos metereológicos que impactan a nuestra nación, por ambos flancos océanicos (pareciera que se turnarán semana a semana...ésta el pacífico, la otra el golfo, y así sucesiva y viceversa). Sin olvidarnos que también el agua cae y el viento sopla en latitudes diversas a las nuestras.
La cobertura que hacen los medios televisos de los daños, los damnificados, es impresionante...la primera vez que la vez...pero después de más de 7 días de lo mismo uno como televidente puede llegar a pensar, en un periodo donde la política interesa cada vez menos con los debates petroleros que han terminado por aburrirnos, por consultas inducidas e innecesarias, y por la cantidad de temas intrascendentes, que los noticieros no tienen nada más que ofrecernos: que si fulanito publica un libro, que si sutanito lo reta, que si mengano opina diverso, etc., etc., y etc.
No por ello se reniega de los estragos que viven muchos de nuestros compatriotas ante los cambios climáticos que nos azotan, pero ya agota el amarillismo, el ver y constatar cada afectado por reporteros que buscan "movernos el corazón". Creo que el mercadeo de las desgracias naturales es una prueba más del autoritarismo y cerrazón de los medios informativos...siguiendo a Robert Lee Frost puedo decir que:
La mitad del mundo tiene algo que decir, pero no puede; la otra mitad no tiene
nada que decir, pero no calla

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