viernes, julio 11

La fuerza de un colibrí


Por medio de mi amiga, entrañable y admirada, Paty Anaya fué como llegó a mis manos una novela que dificilmente hubiera encontrado por mis propios medios. Ya son varias las deudas que tengo para con ella por darme a conocer libros, autores, ensayos, artículos, música, películas y demás sueños materializados en la más amplia expresión de la esencia del ser humano. Sirvan estas palabras para saldar un poco, sólo un tanto, la deuda adquirida por innumerables descubrimientos y presentaciones. ¡De corazón, gracias!, especialmente por esta maravillosa obra.
"La hija de la chuparrosa", de Luis Alberto Urrea, es un texto merecedor de más conocedores y admiradores en nuestro país. Su publicación original en inglés, como puede verse en la imagen, probablemente ha hecho que este mexicano nacido en tijuana, de padre mexicano y madre americana, sea desconocido para muchos de nosotros. Actualmente radica en Chicago y tiene una obra considerable, ha sido incluso finalista del premio Pullitzer, por la que se suma a la ola de connacionales que alcanzan reconocimiento por su habilidad creativa en todo el mundo (no sólo en el cine tenemos grandes realizadores de historias).
En este libro el autor nos presenta, mediante una adecuada y exacta traducción, la contidianeidad del México porfirista y dentro de ella la revolución profunda que causaba cualquier suceso que ocurría debajo de los bigotes del héroe del 2 de abril sin conocimiento inicial de éste. Lo que supera la "normalidad" en la cadencia del régimen del oaxaqueño era la supremación de lo diverso, de lo raro, de lo diferente, de lo incomprensible. No sólo se fragúo la revolución el 20 de noviembre de 1910, sino que en dicha fecha se culminó el proceso histórico de un régimen que había agotado sus posibilidades de subsistencia.
El nombre de Cabora, como punto geográfico, estaba almacenado en mi memoria como se tiene un folder vacío dentro de un archivero. Había registro sin expediente. No recuerdo dónde y en qué forma le había escuchado. Sin embargo en mi mente, que ya empieza a traicionarme, creo recordar, no sé hasta que punto influenciado por la novela, alguna asociación entre este sitio y los rituales de magia prehispánica, de hechicería incluso, sin que me cause rubor, de herejía.
La lectura de la novela me ha permitido completar con algunos datos el folder vacío, mismos que he buscado completar con otra información, a través de una prosa fluída, atrapante, y un estilo narrativo que te familiariza al momento cn la historia, con esa versión y visión de la historia.
Me he encontrado además con una región nacional poco explorada por mi. El norte vino de nuevo a mí al recorrer en cada página Sinaloa y Sonora, lugares que he visitado fugazmente; pero también me ví frente a otras piezas del rompecabezas de nuestra historia nacional y, aunque el texto no es encuadrable plenamente en el género de novela histórica por varias razones, la historia hecha ficción es al tiempo otra referencia complementaria del registro humano y sus significados.
Con esta historia nos encontramos un dato fundamental, entramos a un mundo nuevo y diferente, un mundo de óptica distinta pero en alguna forma semejante a la nuestra. Vemos la vida a través de los ojos de Teresita Urrea, "la santa de Cabora" que se nos devela mediante la pluma de un descendiente lejano. La experiencia de vida de este personaje, y sí cabe especificar su experiencia personal, familiar, religiosa, espiritual y política, se conjuga hábilmente por el transcurso de la narración. En Teresita y quienes le rodean podemos hallar como lectores dudas y preguntas que no nos son ajenas sobre temas tan cercanos como: la vida, la muerte, el amor, la familia, la nación, el alma, el cuerpo, Dios, el destino. Dudas y preguntas que aún hoy, en los inicios del siglo XXI, muy alejados del ocaso de 1800 siguen sin respuesta tajante, siguen inquietándonos.
Este es un viaje en el tiempo, es la lectura como uno de los sueños que describe Teresa en el libro pues de su mano emprendemos el vuelo, como en su momento La Fina y La Gaby, y nos rodeamos de chamanes, vaqueros, parteras, soldados, hacendados, rurales, yaquis, mayos, mexicanos todos de un tiempo y lugar determinado que acaba por retratarnos, por evidenciar nuestras debililidades y engrandecer nuestras cualidades.
Para a quien esto interese:
  • URREA, Luis Alberto., La hija de la chuparrosa., Es. Litle, Brown and Company. Hachette Book Group USA., New York., Trad. Enrique Hubbard Urrea., 1a Ed. Español., 2006., P.501. ISBN 10: 0-316-01434-6 / ISBN 13: 978-0-316-01434-2.
  • Web site del Autor Luis Alberto Urrea.

1 comentario:

  1. Parece muy atractiva la recomendación. Coincido en que otros nos hacen llegar extraordianrias obras a través de sus recomendaciones, y es importante convertirse en parte del efecto multiplicador. Tú lo has hecho muy bien, gracias por compartir tus grandes descubrimientos.

    Saludos

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Lo mío ya fue, ¿tú qué dices?