lunes, abril 14

Fábula de las incoherencias

Erase que se era una vez que existia un ser humano al cual le disgutaba la injusticia. Le tocó vivir de cerca considerables situaciones difíciles en las cuales el camino no fue sencillo, encontrar la ruta adecuada no fue fácil y el apoyo fue escaso. Sin embargo con entereza salió adelante de la adversidad, considerando que ésta no le había afectado considerablemente.
Años después, cuando todo parecía indicar que había alcanzado la meta la vida se encargó de demostrar que el éxito tiene precios y que los sucesos que experimentamos, si no son adecuadamente procesados, nunca nos abandonan del todo.
Siendo él quien mandaba se encontró con injusticias similares, con atropellos semejantes a los por él sufridos y contrario a lo que pudiera pensarse, actúo de la misma forma en que otros actuaron con él. Los patrones se repitieron, y la contrariedad y sufrimiento lo tuvieron a él por cómplice. Ni siquiera se dió cuenta, actúo tal como reprocho a terceros su acción.
La vida da muchas vueltas, y las víctimas suelen convertirse en victimarios. Esta reseña debe advertirnos de que la conciencia es la mejor arma, siempre y cuando tratemos de hacer coincidir lo que deseamos, pensamos, sentimos y expresamos, para no ser aquello que no nos agrade ser.
Para no dejar de ser el héroe y convertirse en villano, se requiere un conocimiento profundo de los riesgos que la vanidad y el orgullo ante la adversidad pueden significar.

3 comentarios:

  1. ahhh Congruencia...... prudencia..... que nos pasa que ya somos indolentes ante un golpe de estado???

    esperanza, real esperanza, es la q nos hace intentar seguir caminando cuando la noche es muy oscura, cuando la fe se desarticula, cuando la caridad no se vive.

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  2. Ya me cayó el veinte de aquellito! Me gusta tu blog, mis pensamientos se sienten acompañados.

    Un abrazote mi Pieri!

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  3. Buena fábula my! por qué me sonará tan cotidiana? jaja! parte de la incoherencia es no saber convivir con las contradicciones. ya decía el sabio aristóteles que la unión de los contrarios es uno. pensar que la realidad es unívoca, simple y lineal solo lleva a la dicotomía y al pensamiento binario, donde un solo polo es visto y el otro negado. el arma de la conciencia es su mirada: la mirada de sí y la mirada puesta en el otro, en lo opuesto, en lo desconocido, en lo complejo que es reconocer que aquello también parte de sí.

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Lo mío ya fue, ¿tú qué dices?