sábado, julio 13

Nuestro Reilly Interior



Novelista para mí desconocido y obra jamás imaginada. Una grata sorpresa la lectura de este texto. 

Los desvaríos de Ignatius Reilly reflejan el contraste cultural del occidente capitalista, con toda su maldad podríamos incluso parafrasear al personaje. Un encadenamiento de reflexiones que nos brindan dos alternativas: o estamos  ante un loco deprimido o estamos ante un genio enloquecido. No hay aún, en mi experiencia como lector, un acuerdo en esta dicotomía. 

John Kennedy Toole no observó nunca publicada su novela "La conjura de los necios". La leyenda entorno a él y a su texto no puede ser más negra. Suicidio por no encontrar quien publicara su obra. La madre del autor, fiel reflejo de "Irene" la madre de Reilly, persiguió al editor Walker Percy , hasta lograr la publicación del texto. Esto se revela brevemente en el prólogo que funge como un proemio para la obra en sí misma. Una prólogo excelentemente elaborado que cumple con la característica de ser una invitación a la lectura de la novela, una brillante puerta de entrada que nos atrae como lectores. 

Mediante la lectura uno se experimenta transportado en el tiempo y en la propia ubicación geográfica, algo no fácil de lograr. Se experimenta uno mismo como un peatón más, a las afueras  de los centros comerciales, de los bares, descritos en el texto, observando en primera línea lo sucesos que se relacionan a la historia. La misma brisa marina de Nuevo Orleans nos acaricia aunque nunca hayamos estado ahí. Frente a nosotros el trance entre los años 50 y los años 60, una sociedad americana que se pisa la cola así misma. Un gran logro en la ambientación, en el contexto y en los personajes cuya historia parece crecer desde la nada existencial que representan. 

Como a Percy, el editor, también yo al leer el texto en público me he visto sorprendido por mis propias carcajadas.  No solo existen instantes de humor negro e ironía hechos palabras e ideas sino que se revela un reflejo claro de lo que todos podemos aborrecer del lado fanático de la moral que, al imponerse desde la obligación y no de la experiencia del deber, nos ata a un encadenamiento de soliloquios vacíos y carentes de cualquier sentido. 

Cuando con desdén nos situamos frente al otro, cuando lo ajeno nos parece invasivo, en el instante que cedemos a la crítica visceral de lo que nos resulta diferente, nace en nosotros un pequeño Ignatius Reilly; incluida inexplicablemente en nosotros su visión cósmica denunciante de la escasez de geometría y teología en esta vida nuestra que se discurre lentamente.

De entre los diversos personajes del universo Toolesiano la "señorita Trixie" es por mucho la cereza de un pastel que se nos revela como apetecible y abominante al mismo tiempo. Cruel analogía de las condiciones laborales de las esperanzas fallidas que se nutren de las autocomplacencias, la "señorita Trixie" dota de inhumana hilaridad, con su "Gloria" y su "Gómez", una historia que revela el rompecabezas casi al cierre de la trama. La dinámica en "Levy Pants" me hizo experimentar, por cierto, la misma risa incontenible que provocó Cortázar, en Rayuela, con el concierto de piano en un departamento lleno de desvaríos. Estas dos escenas, parecidas en el efecto producido al lector, suelen ponernos contra las cuerdas. El autor que produce estos efectos gana la batalla y permanece en nuestra memoria. Un aspecto, el humor bien manejado, tan necesario en esta época nuestra.

Esta no es una novela de momentos; es un momento de la literatura para valorar la novela como un método de creación literaria que representa la necesidad humana de explicarse a sí misma. 

Para a quien esto interese:

KENNEDY TOOLE, John., La conjura de los necios., Trad. J. Alvarez Flórez y Ángela Pérez., Anagrama., México., 2012., p.389.

Sobre el autor una interesante entrada en el Blog Personajes con Historia. Puede verse aquí.

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