sábado, octubre 15

Recortes del tiempo

El tiempo suele guardar para sí mismo insondables secretos. Ordenado como está por la Providencia para ser conocedor, al momento, de las causas y los efectos seguro es que "disfruta" de las entregas pausadas, a manera de ejemplo en los seriales de libros o películas, de esos instantes en que se va revelando a detalle aquél misterio escondido. Supongo que así puedo comprender mejor esos rodeos que el tiempo suele brindarnos cuándo, bajo nuestra perspectiva, nos dedicamos a analizarlo. Claro que entiendo que el tiempo no es una personificación más allá de la manera en que nosotros clasificamos la vida que corre por nuestras venas. 

Pongo por caso lo ocurrido del 7 al 13 de marzo de 1976: un cardenal, un obispo diocesano, que escribe, prepara y cumple un servicio para el Papa...sin saber, sospechar siquiera,que mucho de lo que habrá que conformar se relacionará directamente con su propio timón en la nave de la Iglesia que tendrá verificativo apenas 4 años después de este año. 

CORTE A


Febrero de 1976. El teléfono de la residencia episcopal de Cracovia se hace sonar junto a una noticia. Su Santidad Paulo VI solicitaba al Cardenal Wojtyla la impartición de los ejercicios espirituales para la cuaresma de aquél año. El tiempo apremia, menos de 20 días para poder preparar aquello que se compartirá (entendiendo por ello el doble ejercicio de primero escribir en polaco y posteriormente traducir). El cardenal se recluye y dedica su tiempo, siempre abultado en asuntos, en forma completa a esta labor. Fruto de su trabajo intelectual, pero sobre todo de la constante oración, surge "Signo de Contradicción", un conjunto de 20 meditaciones que habrán de ofrecerse al Papa y a sus más allegados, pero también a todo cristiano interesado en la materia. 

Sobre el título el propio Wojtyla habrá de hacer algunas anotaciones en "¡Levantaos!¡Vamos!":
No fue un título premeditado o que me hubiera sido propuesto. Simplemente salió así al final, como una síntesis de lo que pretendía ser. En realidad más que un tema era en cierto sentido la palabra clave en la que concluía lo expuesto en las diversas meditaciones. (Pag. 152).




CORTE B

Noviembre 1978. La Biblioteca de Autores Cristianos solicita al Primado de España, Marcelo González Martín, un prólogo a la versión española de "Signo de Contradicción" con la elección reciente del nuevo Papa, casi casi aún humeando la fumata gris, ni nera ni bianca, pero que derivó en aquél célebre Habemus Papam. Este pequeño prólogo no pretende ser una inducción al papado pero sí al texto, uno de los primeros, que se ponía a disposición del mundo para conocer al nuevo romano pontífice. Sobre el método de escritura del obispo polaco revestido de Roma nos explica el Cardenal González:
Me contaba un día en Roma, durante el Cónclave, un cardenal italiano, huesped durante una semana del arzobispo de Cracovia en su palacio arzobispal hace unos años, que al entrar en la capilla privada del palacio vio una mesa con algunos objetos de escritorio. Pronto supo que aquello se debía a que el cardenal Wojtyla tenía la costumbre, según le dijeron, de escribir los guiones de sus homilías y discursos religiosos precisamente en la capilla, en ambiente de oración.
CORTE C

Noviembre 1976. El Primado de Polaco del Milenio ofrece una presentación de "Signo de Contradicción", entre lo que él expone me quedo con dos ideas sustanciales para mí:

Para llevarlo a cabo [Signo de contradicción] ha unido a la Fe el recurso a la oración ferviente y el patrimonio de su experiencia pastoral. 
Su viva Fe, ahondada por el estudio personal, por la meditación y la plegaria, alejada de toda dialéctica profesional, ha hecho brotar un fervor apostólico, que constituye hoy más que nunca la premisa indispensable para "renovar la faz de la tierra". 
¿Hasta que punto el Cardenal Wyszynski actuaba como profeta pues el papado del otrora Arzobispo de Cracovia es de suyo un enorme patrimonio de experiencia pastoral del que la Iglesia habrá de servirse por mucho tiempo para "renovar la faz de la tierra"? Creo que nunca lo sabremos con ciencia cierta.

CORTE D

2004. "¡Levantaos!¡Vamos!"

En la capilla privada no solamente rezaba, sino que me sentaba allí y escribía. Allí escribí mis libros...Estoy convencido de que la capilla es un lugar del que proviene una especial inspiración. Es un enorme privilegio poder vivir y trabajar al amparo de esta Presencia. 
Probablemente haya sido "Signo de Contradicción" el único libro no escrito en su capilla en el palacio Arzobispal, es además el único de sus libros escrito verdaderamente en un sólo tirón dentro de las instalaciones del convento de las hermanas ursulinas de Jaszczurówka en Zakopane, y estoy seguro que también allí el Cardenal pidió a las religiosas como favor especial alguna mesita para colocar en la capilla/templo.

El Eco de la Presencia ante la cual se escribieron estas meditaciones impregnó cada palabra y heme aquí ante un pequeño corpus de reflexiones para ahondar cada vez más en el misterio de la Fe y en mi vida espiritual. Si bien es cierto que el destinarario era el Obispo de Roma, el mensaje que subyace, Cristo mismo, se ofrece en las páginas a todo aquél que medite en su interior las reflexiones del ahora Beato.