domingo, diciembre 16

La compatibilidad de la fe con la democracia

Entre mis más preciadas lecturas mensuales "Letras Libres" es una de las publicaciones que más satisfacción me producen como lector y además uno de los apoyos que me permiten mantenerme actualizado en temas relacionados con el liberalismo, los valores y derechos humanos, la política, la cultura, la literatura y demás asuntos de interés general.

La interesante publicación de este mes presenta la transcripción de un debate sobre la posibilidad de la democracia en países islámicos celebrado en el marco del Fórum Universal de las Culturas de Monterrey. Puede el lector ver aquí la transcripción del debate entre Husain Haqqani, diplomático paquistaní, y Ayaan Hirsi Ali, activista promotora de los derechos humanos en el mundo islámico.

Realmente soy poco conocedor del mundo islámico, no soy docto ni especialista en el tema y me parece que la presentación del evento realizada en forma escrita por la redacción de la revista es un buen inicio para formularse preguntas interesantes en un momento histórico en el que el islam tiene tan mala prensa a nivel internacional en el mundo occidental.

Sin embargo, me llamo la atención que para postular su argumento inicial el embajador Haqqani hiciera referencia al catolicismo con las siguientes ideas para expresar la dificultad de concordar una definición de lo qué, en sus palabras, significa ser musulmán:

"Es importante recordar que en el mundo islámico hay mil cuatrocientos millones de musulmanes. Aquí, este auditorio es sólo de unos pocos cientos. Por favor, levanten la mano los que se identifican como católicos. Bastantes, por lo visto. Ahora, entre aquellos que levantaron la mano identificándose como católicos, por favor díganme cuántos han escuchado aquella declaración del papa Benedicto XVI que se llama Dominus Iesus y en que el Papa básicamente argumenta que todas las ramas del cristianismo que se separan del catolicismo romano son incorrectas, y que sólo la Iglesia Católica Romana es la mediadora de la salvación. Entre aquellos que levantaron la mano identificándose como católicos, ¿cuántos están de acuerdo con el Papa? Ninguno. Con esto pruebo lo que quiero decir. La cuestión es ésta: si unos cuantos centenares de personas que se consideran católicos no están de acuerdo con el líder de la Iglesia Católica, entonces ¿cómo van a compartir una sola definición de lo que es ser un musulmán mil millones de musulmanes?"

Algunos comentarios, pues me parece que las apreciaciones personales de la figura intelectual de este hombre no coinciden con la realidad:

1. Habría que decir que sí hay ciertos principios que definen a las personas como católicas; según el diplomático el islam es una fuerza dinámica y existe un sinnúmero de interpretaciones personales y grupales de las distintas ramas que lo integran. De alguna manera la subjetividad de los integrantes de la fe se impone al corpus teológico al cual se adhieren.

El corpus de la doctrina católica, en lo que creemos y profesamos, está contenido en el Catecismo de la Iglesia Católica y se participa de él por voluntad personal. Sin embargo, la opinión de la mayoría católica no modifica la creencia original que sustenta la fe. La pertenencia a la Iglesia Católica es igual para mi famila que para mí y en ello tenemos una radical diferencia con la idea expuesta arriba. No puede ser en esencia alguien católico cuando contradice abiertamente la doctrina católica; podrá considerarse a sí mismo pero ¿realmente lo es?

2. El documento Dominus Iesus fue criticado duramente en el momento de su publicación pero fue poco estudiado y comprendido por sus críticos. Ciertamente es poco conocido entre aquella mayoría que se dice "católica" pero que no se considera practicante.

Puedo asegurar que los que levantan la mano en el evento del Fórum probablemente no conocen el documento y lo que de él saben fue posible a través de quienes, sin ser especialistas en el tema, con voz alarmada se indignaron por su publicación. Léase los detractores de siempre.

3. El documento fue publicado por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en el año 2000 con la firma del Card. Ratzinger (hoy Benedicto XVI). Habría que explicar que aunque el autor es hoy en día el Supremo Pontífice de la Iglesia, la función es diferente y el alcance no es similar, esto pocas personas pueden comprenderlo pero es justo decirlo. El Papa ya no piensa (y no porque haya renunciado a sus creencias) como Prefecto sino como Supremo Pontífice y su actuación es radicalmente diferente. Ello no le resta valor a un documento tan importante como éste, pero es necesario precisar que la publicación no correspondió al Papa. Puede consultarse aquí la contextualización y significado verdadero del documento por parte del autor en el momento de la publicación del texto.

Propongo que a quienes esto interese puedan revisar la documentación y establecer un criterio personal frente a la realidad vertida en un argumento inicial. Me llama la atención que para soportar la compatibilidad de una religión con la democracia se intente desprestigiar a otra religión que ha podido convivir con diferentes sistemas de orden político, es más, los ha sobrepasado y los sobrevive día con día.

Dejo sobre la mesa algunas reflexiones de Alejandro Llano al respecto:

"En su reciente declaración Dominus Iesus-quizá el documento eclesiástico más importante del año 2000- la Santa Sede ha afrontado con sencillez y profundidad la causa principal de esta debilidad de pensamiento que parece constituir el signo dominante de esta época de tránsito. Se trata de lo que Fernando Inciarte llamó hermenéutica total: un vaciamiento de toda referencia metafíscia en el discurso científico y cultural, de manera que-como anticipó Aristóteles en su discusión con lo sofistas-todo viene a ser uno y lo mismo; o, por lo menos, ninguna propuesta puede aspirar a la verdad completa frente a otra que se le oponga...

El carácter católico -universal, trascendente y escatológico- del genuino mensaje cristiano excluye tanto su disolución en acontencimientos culturales diversos como su encasillamiento en uno determinado y, por supuesto, la desencarnación que implicaría no querer tener nada que ver con ninguno de ellos. Es la propia historia la que nos narra cómo la doctrina cristiana ha entrado en diálogo fecundo con las más variadas culturas y civilizaciones, justo porque no se halla enfeudada en ninguna de ellas y de ninguna de ellas se siente ajena".


El diablo es conservador. P. 63-65.

3 comentarios:

  1. Estoy convencido que el utilizar como elemento de argumentación para defender la causa propia, ataques a alguien o a algo; demerita la veracidad buscada.

    Lo anterior esta siendo una moda, la lucha por lograr un mayor impacto mediático. Que lastima que en un foro que pretendió tener un alto grado de seriedad, se hayan utilizado este tipo de argumentaciones.

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  2. Según afirma el embajador Haqqani, el "truco" para lograr que el mundo musulmán transite por el "camino liberal" consiste en ensalzar los versículos pacíficos del Corán pero sin criticar jamás los pasajes coránicos violentos. Se trata de un "truco" condenado necesariamente al fracaso, pues los yihadistas seguirán publicitando los versículos guerreros cuya infalibilidad el propio Haqqani se niega de antemano a cuestionar.

    Mucho más sensato y lúcido resulta el planteamiento de la atea Ayaan Hirsi Ali, que podría resumirse en estas tres tesis:

    1. El islam es incompatible con la democracia porque Mahoma no separa la religión y el Estado. La sharia (ley islámica) viola los derechos humanos fundamentales.

    2. Casi todos los nacidos en el redil islámico están tan preocupados por la imagen del islam que no hacen frente a los partidarios de la teocracia islámica. No es protegiendo la imagen del islam sino criticándola como se resolverá la crisis del mundo musulmán.

    Y 3. Lo que dicen los yihadistas es consistente con las Sagradas Escrituras del islam. En cambio, la pequeña minoría de musulmanes ilustrados -Haqqani incluido- ha quedado relegada siglo tras siglo sencillamente porque su actitud no resulta consecuente con las Escrituras mahometanas.

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Lo mío ya fue, ¿tú qué dices?