viernes, junio 21

Novedades e influencias

Si bien es cierto que he escrito poco, algo ha tenido que ver que recientemente no he logrado unificar la reflexión sobre un tema interesante que valiera la pena se reflejara en un post. Mucho que decir pero pocas maneras adecuadas de expresarlo. Labor de ajuste y corrección, a veces censura, que uno mismo ejerce consigo mismo. A veces este blog se parece, en cuanto al ir y venir, a la libreta jamás manchada que se presenta en El Libro Vacío. Y hay que atraverse a concretar a pesar de los temores pues nunca, es cierto, habrá de llegar del post perfecto. En el hecho mismo de garabatear ya parece que se elaboran las telarañas mentales, se asoma la luz cuando todo se piensa encerrado y carente de alternativas. La escritura como liberación; ante esta liberación es importante reconocer siempre las novedades en lo que uno piensa, así como las influencias del pensamiento que uno va tratando de hacer propio, verdaderamente propio. No hay nada más arduo que labrarse una idea propia, la tentación de lo ajeno siempre es recurrente y hay que resistir.

En estos días me ha acompañado la música de un cantautor español que no es nuevo en su arte pero sí bastante novedoso en mi contexto. Me refiero a Ismael Serrano (@SerranoIsmael). Hace meses le oí en la radio en una entrevista que le hacían en programa de revista encontrado al azar, por el buscador automático del aparato, y me sorprendió encontrar luces de autenticidad en una industria, la musical, que parece repetirse a sí misma en forma constante. Escuche "Despierta" en aquella ocasión y me dí a la tarea de saber un poco más de la novedad con la que me encontraba. No he quedado defraudado. 

Dejo aquí un vídeo del LiveStream de "Todo empieza y todo acaba en ti". La primera canción es justo la que yo escuché hace algunas semanas. Probablemente por lo que vivo en éstas épocas laborales, profesionales no exentas de sinsabores, he quedado en sintonía con el autor. 



La letra de Despierta es prueba suficiente de un estilo diverso. 

Sin querer, llegará abril pero oscuro y sin claveles
y tú mirarás los días como quien mira la nieve
caer sobre la ciudad, alunada y siempre hambrienta
y la crisis va llenando de dormidos las cunetas. 

Y tú hibernando, ausente, exhausto y sin latido,
vencido por el miedo y la luz de los mercados,
cansado ya, quizá de estar perdido. Perdido.

Cuando el trabajo te escupa cual carozo de cereza
rodarás pendiente abajo. No quedará quien proteja
a la virgen del dragón. Cuando suenen las alarmas
la marea habrá subido acorralándote en la cama.
Despertarás entonces, desarmado y cautivo.
Y como quien regresa a la casa en que fue niño
todo parecerá más pequeño, más oscuro:
el horizonte, la llama y el futuro.
Y entonces dime qué harás.

Despierta,
ya verás, que te están esperando,
paciendo en el portal una reata de pegasos
para cruzar el cielo tras la estrella del vencido
y hacerse las preguntas que exigen estar aún vivo.

Despierta,
has de pintar nuevas constelaciones
para que navegantes extraviados en la noche
encuentren el camino que les acerca al mañana
en el que Prometeo burla al dios y trae la llama.
Que el destino no parió la miseria en la que duermes,
nació de las voluntades de mil hombres y mujeres,
que nada está escrito para siempre. 

Despierta.
El invierno llegará, arañándote la espalda,
mirarás el telediario como quien lee un telegrama
que trae pésames y flores. Mientras mascas los silencios
te robarán la memoria nigromantes y usureros.
Aquellos que ahora bailan celebrando la hoguera,
en que arde tu futuro, herido de hipotecas,
de dulce mansedumbre, narcótica ceguera,
herido y desangrado, el futuro aún espera.

Despierta,
ya verás, que te están esperando,
paciendo en el portal una reata de pegasos
para cruzar el cielo tras la estrella del vencido
y hacerse las preguntas que exigen estar aún vivo.

Despierta,
has de pintar nuevas constelaciones
para que navegantes extraviados en la noche
encuentren el camino que les acerca al mañana
en el que Prometeo burla al dios y trae la llama.
Que el destino no parió la miseria en la que duermes,
nació de las voluntades de mil hombres y mujeres,
que nada está escrito para siempre.
Despierta. Despierta. Despierta. Despierta.

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