miércoles, enero 28

El fulgor de la alegría

Hoy en el mundo todo quiere resumirse con la palabra "crisis". Hoy los medios, los políticos, los comentaristas, los eternos opinólogos, y casi cualquiera que sea entrevistado por una cámara y micrófono, no siempre anónimos en sus intenciones, nos presentan el fin del mundo. Hoy todo es recesión, devaluaciones, despidos, paros técnicos; nos quieren vender la idea de que todo en la vida humana tiene que ver, sólo y sí se considera vida "moderna", con la economía.
Es una interesante suma de contradicciones, como por ejemplo:
  • Se calculan los empleos perdidos y el número es una sola estadística...nadie propone como reemplear a las personas despedidas, como aprovechar su experiencia, como potenciar su participación como capital humano. ¿De qué sirve hablar de planes de rescate si ninguno considera el valor de las personas en el juego de los riesgos y desafíos?. Quiere rescatarse el esquema financiero y meramente económico. Negocios son negocios, y que pena los despidos.
  • Se proyectan planes multimillonarios de rescate por parte del Gobierno Americano...pero éste se permite gastar 150 millones de dólares en lo referente a la toma de posesión del nuevo presidente. ¿Esos 150 millones no sirven para algo mejor que para darle la bienvenida a una esperanza inflada y poco cimentada en la realidad? Un sólo ser humano no es el cambio que todos esperamos...el cambio empieza por cada uno de nosotros.
  • Se habla de que esta crisis se originó por la ineficiencia del manejo de corporaciones de gran peso. Hasta hoy ningún funcionario o ejecutivo ha sido considerado responsable por su ineptitud. ¿Es que no hay justicia?, a nadie le preocupa denunciar y hacer responsables a quienes han evadido su compromiso profesional.
  • Toda crisis, todo cambio, conlleva oportunidades. Pocos las han señalado y nos han orientado a las personas de a pie para enfrentar la turbulencia del aire y dirigir nuestro avión, atacado por una turba de imbéciles, hacia el río que permita la sobrevivencia. Es que además carecemos de capitanes que "sólo hagan su trabajo", como el valiente que salvo la vida de cientos hace unos días.
Aún así, habemos algunos que, a pesar del desánimo y el temor que se busca infundar y conformar en la vida de las personas, nos aventamos a proyectos que los economistas y financieros consideraría estúpidos, como por ejemplo la apuesta por la promoción educativa y la prevención de problemáticas. Es curioso cómo a veces lo que no le sienta bien a los ojos fríos del mercado, brinda un calor indescriptible a quienes rompen esquemas, paradigmas y son capaces de afrontar el temor con la vista esperanzada en objetivos alcanzables.
Recuerdo con emoción una fotografía tomada en plena guerra de los balcanes...entre las balas de los francotiradores, entre las bombas y misiles lanzados, una pequeña procesión se abre paso...una mujer y un hombre deciden unir sus vidas en matrimonio. Ella con el vestido blanco sin mancha alguna, apoyada en el brazo fundado en galante traje del prometido, se atreve a caminar entre escombros. No van sólos. Una multitud de parientes, amigos y conocidos, acude detrás de ellos al sitio donde consumarán su unión religiosa y civil a costa de ser alcanzados por los proyectiles lanzados a diestra y siniestra. Recuerdo entonces que Alguien hasta de la basura hace surgir la belleza. No todo es lo que dice el banco mundial, no todo es como indica el FMI, no todo se resume en los reportes de las bolsas. Hay algo más, habemos muchos alguien más.
En los peores momentos de la "vida moderna", cuando el materialismo se agota, porque llega el punto que se agota, aparece el fulgor de la alegría, la esencia del ser humano capaz de renacer con determinación a pesar de las dificultades. Sé que éste será el caso; la solidaridad, en estos momentos, es lo que más tendrían que postular los gobiernos, la confianza mutua y las redes sociales permiten hacer frente a toda crisis, a todo desajuste, a toda debilidad económica y economizante. Pero estos señores son ciegos, la mayoría de las veces, a estas realidades. La verdad del caso será que los amigos, las familias, y las comunidades saldremos adelante sin su apoyo. A ellos les interesan los corporativos, los esquemas financieros. Nosotros tenemos interés por nuestra vida y aquellas vidas que queremos como si fueran las nuestras. A nosotros, a pesar de lo duro que se ponga lo tupido, nos ilumina la alegría de la dicha de saber que somos más que números. A ellos el panorama se les pone cada vez más negro. ¿Habrá punto de encuentro entre la claridad y la sombra?.

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