lunes, mayo 3

La vida desde la balsa





Heráclito de Efeso solía decir, parafraseado por Platón, "No es posible descender dos veces el mismo río". 

Huck demuestra con su propia vida que esta frase se carga de significado cuando se le contrasta con la existencia. Él va al río sintiéndose dueño de sí mismo, aunque la pertenencia es más bien pobre, buscando que en el fluir de las aguas, que llevan y traen, se le revele aquello que le inquieta: su identidad. 

Es un movimiento simpático pues con la conducta nuestro personaje parece querer demostrar que el viejo griego desvaría. Sin embargo, al aplicar, en forma indirecta, la contradicción de este postulado, termina afirmándolo. Este adolescente  recorre el Missisipi, de arriba a abajo en una balsa, y en ocasiones barcaza, buscando la liberación de la esclavitud, soñando con la madurez, evadiendo responsabilidades ante un contexto cruel y atemorizante simbolizado en el padre que, aunque origen, siempre amenaza con apersonarse en final. Durante gran parte de la historia, Huck cree que es él igual a sí mismo en cada paso del recorrido. Sólo después sabrá que el viejo griego, aún sin conocerlo, tenía razón. Ya no es quien era; el viaje, el ver la vida desde la balsa, lo hace una persona nueva, lista para los retos que la vida, al término de su adolescencia le exigirá. Aunque con humor quiera recordar la escapada ha iniciado ese camino de la conquista personal que es al mismo tiempo re-nacimiento y proyección, impulso.

Nunca más volverá a recorrer el río como lo ha hecho hasta ahora, pues ya no lo necesita; seguramente habrá de poner los pies nuevamente en cada uno de los rincones de la historia, pero su óptica, su percepción y su conducta será otra. La vida como viaje, el viaje como vida. La huída y escape como reconocimiento de lo que se es y lo que se debe ser.

Huckleberry Finn, como ha asegurado Chambers en sus Lecturas, es un texto tardío en su autor. Como personaje es inventado ocho años antes de que se le conceda ser el centro de la historia, pues permanece como un satélite funcional y divertido del afamado Tom Sawyer. Si bien su primera aparición, en la historia de su entrañable amigo pudiera tener un tono moralizante, en su protagonismo literario en una obra posterior se nos revela como un personaje arquetípico de la búsqueda y perseverancia del adolescente, ese ser, presente aunque cambiante, en todas las épocas de la humanidad. 

La vida desde la balsa que nos ofrece la visión del personaje, y de fondo del autor, es un viaje hacia el pasado. No sólo al contexto de la obra, sino al pasado inmediato del lector que se encuentra con estas alegres aventuras. Habría que superar el obstáculo de leer "textos para niños" y reconocer que en dichas lecturas uno puede entenderse mucho mejor al tener en claro los retos y obstáculos que en nosotros se asemejan a los retos y angustias de Huck por salvar a Jim, por buscar un hogar, por jugar a ser quien no se es para definirse mejor, para comprenderse a fondo, para darse cuenta de lo que se ha sido y de lo que, en las ironías de la vida y del tiempo finito que nos consume, podremos llegar a ser. 

Y sí, la vida desde un montón de leños entrelazados con cuerdas, escondiéndose de los peligros para buscar la forma de hacerles frente, pasando entre vapores, pantanos, paisajes, fríos, calores, y demás, se antoja considerablemente en un contexto violento, cruento y terrible como el que ahora nos rodea. La vida desde la balsa es un volver a lo básico, a aquello que nos acompañó hace años y que sigue siendo parte de nosotros mismos, aunque como Huck nos veamos dubitativos para pagar el precio.

A quien esto interese:

TWAIN, Mark., Las aventuras de Huckleberry Finn., Edimat Libros., Colección La Punta del Iceberg., Madrid, España., ISBN 84-978-277-5

Descarga el texto en versión digital, aquí.

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