martes, septiembre 29

La alimentación

Al milagro de la vida le sigue el milagro de la alimentación. Y no es que sea una sola continuación o consecución del mero hecho de estar vivo. Es increíble lo que la leche, y ahora veo todo el simbolismo de mil historias al respecto, puede hacer con un cuerpo humano, por lo menos, con uno pequeño y que apenas va aprendiendo a funcionar.

Pablo ha crecido tremendamente, estamos casi en vísperas de su primer mes de vida; en estos días entre todos detalles que he tenido que aprender y con los que he tenido que familiarizarme el ritual de la comida es un ritual cargado de significados y de experiencias que están marcando honda huella en mi persona. Y mire usted, apreciable lector, que tan sólo 4 onzas (¡así es!, también ya sé sobre eso) pueden provocar el más profundo silencio y la mirada más penetrante y profunda que he experimentado en mi vida.

La vida en este sentido, además de la rutina debida por lo que se exige en la propia existencia, se ve llena de un nuevo tiempo, acompasado en periodos en los cuales el día se parte. Antes era sólo mañana, tarde y noche, ahora cada uno de esos instantes está investido en una nueva división, un nuevo corte, relacionado directamente con el ritual alimentario que aunque pueda ser pesado gratifica enormemente. Son pocas las ocasiones en las que el ritual, por el asunto ese del trabajo, me corresponde. Cuando es así, al principio temeroso seguía el tititipuchal de recomendaciones, me permito, ahora con pleno dominio, seguir mis propias recomendaciones. He aprendido, aunque lo duden, la relevancia del babero, la importancia del trapo antireflujos y que se aplica como navaja suiza (es decir, sirve para casi todo), el calentador eléctrico, la leche en polvo que complementa el alimento de su madre, mamilas, biberones, esterilización, etc, etc, etc.

La siesta va terminando, la nueva toma se aproxima, nos vemos en el siguiente periodo de "ociosidad".

viernes, septiembre 18

Recomendación para un viernes por la tarde

HOY, FESTEJO DEL 76 ANIVERSARIO DE LA LUCHA LIBRE EN MÉXICO.

DEJE USTED DE LEER ESTO Y ACUDA, RÁPIDO, A LA CATEDRAL DE LA LUCHA LIBRE PARA LA CONMEMORACIÓN. INMUEBLE UBICADO EN DOMICILIO CONOCIDO DE LA DOCTORES.

CUANDO SALGA, CUÉNTELE AL MUNDO TODO LO QUE HA VIVIDO Y LAS FRASES Y PALABRAS NUEVAS QUE HA REGISTRADO EN SU VOCABULARIO GRACIAS AL "RESPETABLE"

jueves, septiembre 17

El rélampago de las recientes semanas

Me he reprochado a mí mismo el no haber dedicado algunas líneas. Hoy salgo del mutismo para intentar bosquejar todo el mundo de emociones, pensamientos y sentimientos que en forma de ráfaga me han saturado desde aquella inolvidable tarde de lunes, hace casi tres semanas.

Todo, según nosotros, sucedía en forma normal. Ya teníamos previsto todo el negocio y peregrinación para el día 4. Bien me lo dijo Paty Anaya, en sus apreciables palabras que yo resumo en: ¡no cantes victoria!. La canté antes de tiempo, y con el tiempo en el antes la victoria me llegó en avalancha.

La última consulta, el nervio por la circular de cordón, la premura del rumbo al hospital, la preocupación sobre los peques y sobre Ili, el paso de la ansiedad a la alegría, la oscuridad en luz, el silencio en llanto iracundo por la vida que se abre paso entre agua y carne. Todo se reproduce ahora en mi memoria como una película en forward constante. Parece como si no hubiera pasado el tiempo, pero con angustia me percato de que la paternidad es un adelgazamiento del tiempo. Los minutos parecen ser más breves, los días pasan realmente volando. La transformación del primer minuto en que le ví al último minuto que compartimos hoy por la mañana, antes de la rutina de la oficina, me deja en claro eso de que los seres humanos crecemos segundo con segundo.

Transformación, sería una palabra para definir la variación de nuestras vidas. Transformación a la que ahora, gustosos, nos entregamos en cada instante y bajo cualquier pretexto.

La tradición popular, por lo menos de quienes a mi lado generan todo ese mundo y submundo de recomendaciones y sugerencias relacionadas al suceso, me indica que son noches de pesadilla, que el cansacio será considerable, que el dormir se afectará ya para siempre, que la tranquilidad nunca regresará al corazón pues ahora éste, en cierta forma, se traspasa por la vida de otro, etc, etc, etc. No digo que no sea pesada la transformación que ahora vivimos, pero basta verle a él un sólo segundo y encontrar sentido a cualquier labor por fatigosa que sea, basta encontrar el aroma que despide y la luz que irradia como para saber que la cuesta, aunque ahora sea más empinada, habrá de llevarnos a una mejor vista del horizonte.

La tranformación completa de mi vida engloba algunas preguntas que vale la pena, y por finalidad en su reflexión, enumerar:

  1. ¿Cómo es posible que un peso menor a 3 kilos y medio, y una medida de 50 centímetros, engloben tantas cosas?
  2. ¿De qué manera comprender ese término, que antes me parecía rebuscado pero ahora es completamente clarificador, del alumbramiento?
  3. ¿Cómo representar con palabras la impresión de ser testigo del inicio de una nueva línea en la historia, en la historia íntimamente personal, que habrá de continuarme aún cuando mi línea llegue a su punto final?
Creo que como pocas veces en mi vida me ocupo en admirarme sin necesariamente tener que enteder plenamente lo que me ocurre. Hay sucesos en la vida que pueden y deben admirarse por encima de la reducida comprensión de la que los seres humanos somos capaces.

Pablo, el más pequeño, es un gran suceso al que me inclino por admirar calladamente; el tiempo me dirá si puedo aprender a comprenderlo y entonces comprenderme mejor a mí mismo. Sé que en ese camino no iré sólo y el saber que mi paternidad es reflejo de la maternidad de la mujer que amo, en una complementariedad notable, no es sólo motivo de ánimo y alegría sino que experimento una seguridad realmente confortable.

He aquí al suceso que estremece mis entrañas y me obliga, con su sola mirada, a ser todo aquello que puedo llegar a ser.