domingo, noviembre 30

100 días

La seguridad ha sido el tema principal en la semana; mucha tinta se ha derramado. Creo que a los ciudadanos nos toca estar enterados respecto los avances, o no, de los planes y estrategias planeadas desde las más altas tribunas de la política mexicana con la intención de apoyar y proteger a la ciudadanía.

Con la finalidad de conocer los avances, a quien le interese, pongo la liga de los resultados de la evaluación emprendida por universidades al acuerdo nacional de seguridad. Espero que pueda revisarlo el que esto lee y formarse una opinión sobre una evaluación en forma, más allá de la percepción de los comentólogos.

P.D. Se cierra noviembre, y con este mes, este espacio cumple un año. Gracias a todos los visitantes que por este camino han transitado, espero que el acompañamiento en la ruta sea satisfactoria.

jueves, noviembre 27

El amor de lluvia

Quiero sacar mis huesos del cuerpo,
ser agua,
y de su aroma más suave
deseo impregnarme.

Tus raíces oscuras
y las puntas de tus espinas
quiero mojar.

En tus sueños
dormiré en tu regazo,
quiero limpiar claramente
todas las cosas de la tierra.

Quiero hacer que brote el germen.

Moon Chung-Hee

lunes, noviembre 24

¿Oficio de lector?


Todo libro, en mayor o menor medida, significa para mí y otros cuantos aficionados a la lectura una ventana desde donde se concreta la posibilidad de observar a través de diferentes perspectivas; son éstas visiones a las que uno se acerca y que pueden, o no, coincidir con las propias opiniones y concepciones del mundo que atestiguamos, como quien desde la ventana practica el viejo hábito de "ver llover".
Cuando se lee un libro cuyo tema central tiene que ver con "el libro", esa literatura sobre la literatura, el entramado de ventanas que se abren y cierran tiende a tornarse infinito. Es como la visión que se obtiene cuando a un espejo se le pone en frente otro de igual tamaño y somos capaces de observar una secuencia ilimitada de reflejos que a su vez reflejan y son reflejados. Los libros sobre los libros, cuanto a fomento y promoción literaria, han sido abordados antes por muchas plumas, de seguro existe toda una ciencia al respecto dentro la reflexión sobre la cultura que se transmite por la palabra, pero no es aquí mi interés (por lo menos en este momento) hablar al respecto. Me he encontrado con una extraordinaria ventana con la cual apreciar "el paisaje" y deseo compartir lo que a partir de dicho marco puedo observar; me limitaré, esperando ser sencillo y claro, a invitar a quien esto lea a que se mire a sí mismo en la secuencia ilimitada de los espejos multitudinarios.
Se nos ha hablado siempre de los escritores...todos quienes practicamos la lectura de las palabras de otros hemos hablado de quienes están detrás de la tablilla de arcilla, de la pluma, de la máquina de escribir y, ahora, de la computadora. Hablamos y conversamos de aquellos renombrados que nos gustan y de aquellos que no, amén de los motivos de cada uno para clasificarles. Algunas veces, cuando conversamos de quienes escriben, gustamos encauzar la plática a las influencias que motivaron a los "consumados". Por ejemplo, supongamos que tal por cual escritor de renombrado prestigio es buscado por un suplemento cultural de cualquier medio de comunicación actual. Si el autor accede a la conversación que seguramente se hará pública, recibirá, en donde le plazca, a algún emisario que buscará entrevistarlo; como regla general de estas ocasiones, éste indagará sobre sus autores favoritos y aquél hablará encantado de la vida mencionando a quienes él considera que debe su prestigio y fama. Eso lo hemos visto todos, lo reconocemos como escena constante, y aprendemos a vivir con ello ya como parte obligada de cualquier entrevista que se precie de serlo frente a alguna "vaca sagrada" de la literatura. Vaya, es parte del número.
Pocas veces reparamos en cómo tal o cual escritor fue influencia de tal y cual otro, y viceversa (si se da el caso), o bien no auguramos mucho éxito a la disquisición que podamos emprender sobre qué hizo que X fuera influencia para Y. Hasta hoy, esta escena recurrente ilustrada burdamente en el ejemplo nunca había contradicho mi posición de lector. Me bastaba saber que X fue influencia de Y y punto. Y es que tradicionalmente el proceso de asimilación de la palabra escrita a pocos importa, incluído el caso de uno mismo. Buscamos el resultado y no reparamos en el proceso; volver sobre sí mismo, no está ahora muy de moda que digamos. Y entonces, curiosos como somos, deseamos saber cómo es X escritor cuando lee y nos olvidamos de nosotros al leer en la mayoría de las ocasiones.
Hoy, al terminar la lectura del texto que me ha envuelto los últimos días, terminé confundido. Pero con la extraña sensación de que la confusión redundará en algo bueno, aunque de suyo suene contradictorio. Un pequeño texto ha provocado un desencadenamiento de ideas, sueños, percepciones, opiniones, consideraciones, aseveraciones, risas y preocupaciones que se han conglomerado en el marco de una ventana pequeña pero con una vista impresionante. Desde ese limitado marco he podido apreciar gran parte de lo que he leído, y cómo lo he hecho, frente a todo aquello, que aunque deseándolo, no podré leer.
Acompañar las cavilaciones y rumiaciones de Rogelio Guedea, ha sido pie para acompañarme a mí mismo en reflexiones similares en especie pero diversas en significado. Meditando sobre lo que ocurre en mí al poner los ojos sobre el papel, no en cuanto proceso fisiológico y convención de neuronas y sinápsis, sino como ejercicio que humaniza y conecta conmigo mismo y con el mundo, he podido percatarme un poco más de aquellas virtudes y defectos que configuran el que yo soy cuando leo.
El ansia de compartir aquél panorama que representa la literatura para este novedoso autor (por lo menos es novedoso para mí), se acopla a mi anhelo de dar a conocer lo que en mí, y también en otros, ocurre cuando nos perdemos en páginas, letras, líneas y puntos. No sé a ciencia cierta si abrir esta experiencia apoya la promoción de la lectura, puedo suponerlo, pero existe en nosotros los lectores una tendencia innegable a compartir un oficio, un arte, un estilo de ver las cosas. Incluso, la lectura como oficio, alcanza un horizonte diferente y complementario al del escritor. Como bien relata el autor no todos los lectores son escritores, pero todo escritor si debería ser lector. Me quedo con la máxima extraída de su texto "No leas para mañana lo que puedas leer hoy".
No sé si sobre decir que cada una de estas palabras ha intendado ser una recomendación de algo nuevo, diferente e interesante. Espero por lo menos haber articulado esa idea y haberlo hecho adecuadamente. Tú sabrás decirme si lo logre.
Para a quien esto interese:
GUEDEA, Rogelio., Oficio:Leer., Secretaría de Cultura del Estado de Colima., Universidad de Colima., Editorial Aldus., Consejo Nacional para la Cultura y las Artes., 1a. Edición., México., 2008., p. 133. ISBN:978-970-714-143-8.
Sobre el autor (Extraído del libro)
Rogelio Guedea (Colima, 1974). Poeta, ensayista, narrador y traductor. Licenciado en Derecho por la Universidad de Colima y doctor en letras por la universidad de Córdoba (España). Actualmente es columnista de los periódicos mexicanos Ecos de la Costa y la Jornada Semanal y profesor de tiempo completo en University of Otago (Nueva Zelanda).
Estimado Vic, gracias por facilitarme tu texto. Lo devuelvo con la satisfacción de que encontraré mi propio ejemplar. Aunque algunos necios digan que es de tontos devolver libros prestados, me precio de que tal devolución es siempre una muestra de agradecimiento por la presentación de algo nuevo que alguien cercano nos hace. Habrá que pensar juntos como hacer que este oficio de lectores nos permita subsistir, ja!.

miércoles, noviembre 19

Como parte del homenaje

Revisando un texto de Guedea, que espero reseñar pronto, me encontré con un extracto del homenajeado escritor mexicano que está de plácemes por ser octagenario. Y decidí incorporarlo a este espacio.
No soy seguidor del cumpleañero pues he leído, muy poco y muy disperso, escasas letras que ha escrito a lo largo del tiempo. Supongo que para hacer una valoración más completa habría que leerle "La región más transparente", "Aura", y "La muerte de artemio cruz", pues esto dicen tirios y troyanos. Con la ocasión de su onomástico, multimencionado y celebrado (si pones el nombre del autor y la palabra aniversario aparecen más de 130,000 referencias en google), añado estas líneas que apuntan a la dirección de mi interes en la promoción literaria.
Como rector de la Universidad Nacional de México, Vasconcelos mandó imprimir en 1920, una colección de clásicos en preciosas ediciones de Homero y Virgilio, de Platón y Plotino, de Goethe y Dante, joyas bibliográficas y artísticas, ¿para un pueblo de analfabetas, de pobres, de marginados? Exactamente: la publicación de clásicos de la universidad era un acto de esperanza. Era una manera de decirle a la mayoría de los mexicanos: un día, ustedes serán parte del centro, no del margen; un día, ustedes tendrán recursos para comprar un libro; un día, ustedes podrán leer y entenderán lo que hoy entendemos todos los mexicanos.
Que un libro, aunque esté en el comercio, trasciende el
comercio.
Que un libro, aunque compita en el mundo actual con la abundancia y facilidad de las tecnologías de la información, es algo más que una fuente de información.
Que un libro nos enseña lo que le falta a la pura información: un libro nos enseña a extender simultáneamente el entendimiento de nuestra propia persona, el entendimiento del mundo objetivo fuera de nosotros y el entendimiento del mundo social donde se reúnen la ciudad-la polis- y el ser humano-la persona.
El libro nos dice lo que ninguna otra forma de comunicación puede, quiere o alcanza a decir: La integración completa de nuestras facultades de conocernos a nosotros mismos para realizarnos en el mundo, en nuestro yo y en los demás.
El libro nos dice que nuestra vida es un repertorio de posibilidades que transforman el deseo en experiencia y la experiencia en destino.
El libro nos dice que existe el otro, que existen los demás, que nuestra personalidad no se agota en sí misma sino que se vuelca en la obligación moral de prestarle atención a los demás-que nunca son de más.
El libro es la educación de los sentidos a través del lenguaje.
El libro es la amistad tangible, olfativa, táctil, visual, que nos abre las puertas de la casa al amor que nos hermana con el mundo, porque compartimos el verbo del mundo.
El libro es la intimidad de un país, la inalienable idea que nos hacemos de nosotros mismos, de nuestros tiempos, de nuestro pasado y de nuestro porvernir recordado, vivimos todos los tiempos como deseo y memoria verabales aquí y hoy.
Hoy más que nunca, un escritor, un libro y una biblioteca nombran al mundo y le dan voz al ser humano.
Hoy más que nunca, un escritor, un libro y una biblioeteca nos dicen: Si nosotros no nombramos, nadie nos dará un nombre. Si nosotros no hablamos, el silencio impondrá su oscura soberanía.
Carlos Fuentes

martes, noviembre 18

En la vida hay momentos




Para André


En la vida hay momentos como éste, indescriptibles, profundamente emotivos...que contrastan con los nubarrones que pueden ensombrecer cualquier trayectoria...son estos días luminosos que aniquilan la desesperanza, despertándola del aletargamiento, de la desidia, de la irresolución respecto lo que habrá de venir. Con días como éste hombres como yo podemos abrir los brazos al horizonte, encarar al viento, y enfrentarnos a manos limpias con el destino, con nuestro porvenir.


En uno de estos días, despejados por el viento y con cierto frío que buscaba apagar, sin lograrlo, el gran cariño que envolvía el acontecimiento, llegaste tú. Han pasado muchos meses desde que nos enteramos de que este día se efectuaría, vivimos no pocas angustias y acogidos a la Fe pedimos por tu vida, y por la nuestra através de la tuya. Fuimos escuchados y quedamos eternamente agradecidos, pues quien te Dió la vida nos permitió recibirte, nos ha permitido colmarte de la alegría que nos produce tu presencia. Con la vida que ahora inicias, la nuestra alcanza dimensiones nuevas, con tu vida volvemos a la nuestra en la alegría de no estar abandonados a los caminos del azar. Porque eres milagro, porque eres prueba que supera cualquier obstáculo, nosotros, los tuyos te recibimos con los brazos abiertos rogando poderte acompañar un buen trecho de tu vida, mientras la nuestra dure.


Queremos ser testigos de tus palabras, de tus pasos, de tus acciones. Deseamos alegrarnos con tus triunfos y decisiones, y acompañarte en los momentos en que nos necesites. Esperamos poder ser para tí lo que necesitas que seamos, y esperamos que un día tu recibas también a quienes vendrán para continuar con nuestros pasos.


Con todo el amor del mundo, tu orgulloso tío.

miércoles, noviembre 12

Pocos días


Pocos días como el de ayer. El cielo se presentaba despejado con esos agradables colores que el otoño, a pesar de todo lo que se diga del cambio climático y que ya no es como antes, aún nos obsequia; eso la cúpula celeste, pero mi panorama se me revelaba, y aún hoy hay retoques, sumamente lleno posibilidades de tormenta perfecta.


Hay malos días siempre en la vida de cada uno de nosotros; sin embargo creo que también debemos aprender a apreciarlos, a verlos y considerarlos una especie de medicina. A lo mejor poco a poco, porque la medicina a nadie le gusta al primer arribo. Pienso que un mal día puede ser paliativo y recuperador en la medida en que se configura como parteaguas, como un nuevo comienzo, como otro punto distinto desde el cual, queramos o no, nuestra vida transcurre. A veces cuando las cosas marchan con buen ritmo tendemos a pensar que siempre será así, poco espacio damos a la posibilidad de que las nubes se acerquen de tanto en tanto y nos tapen la luz del sol. En ese sentido el ser humano se inclina casi siempre a permanecer a gusto con lo que ya tiene y ha conseguido, y considera ingenuamente, que su vida siempre se mantendrá con el curso lleno de viento favorable y cielos despejados. Somos, hoy como hace más de miles de años, pobres ilusos a los cuales los juegos, ires y venires, de nuestra existencia y la de otros, nos cimbran, nos pegan, nos cambian.

He leído en "Memoria del olvido" que es necesario apreciar los panoramas agrestes, los caminos adversos. Cuanta razón tenía Stevenson, es necesario valorar aquello que al principio nos parece desagradable y a lo que supuestamente no podremos sacarle nada de ventaja. Después de la tormenta vuelve la calma, espero que llegue pronto pues para lo malo escasamente somos conformistas.

sábado, noviembre 8

Tumba en la cumbre

19

Somos seres
nacidos de la tierra y náufragos.

En intensa búsqueda de una altura inalcanzable
el invierno escupe la escarcha.
Después de acumular escalofrío
finalmente
sobre la tierra los hombres se acuestan.

Algún día en la temprana primavera
encontramos una tumba verde,
el aroma del pasto nos invade:
fue la razón para vivir hasta el final.

CHO CHONG KWON

viernes, noviembre 7

Ambiente de lectura




He terminado mi tercer texto de la colección "Espacios para la lectura" del FCE; el segundo libro que encuentro representativo de la obra y experiencia de Aidan Chambers, a quien ya he mencionado aquí anteriormente con el texto DIME.


En esta ocasión partiendo de establecer y reflexionar sobre los elementos que conforman el entorno apropiado para la lectura (mencionando, entre otros, el lugar destinado, el acervo disponible, el humor y disposición de cada cual, el tiempo dispuesto y la presencia o ausencia de interrupciones) se presentan una serie de recomendaciones para influir positivamente en el entorno vital de los más pequeños lectores.


Considerando el círculo de la lectura, que inicia con la selección y recomienza con la respuesta sobre un libro, se nos presenta el proceso de ida y vuelta en el acceso a la literatura en general; esta atinada presentación no es sólo para esquematizar, sino para encontrar puntos de apoyo en el proceso que puedan delinear nuestra labor como promotores activos frente a otros potenciales lectores.


Del texto destacaría los siguientes apartados como los de mayor impacto para mí: "Áreas de lectura", "Hojear", "El tiempo de lectura", "Siguiendo la pista", "Contar cuentos", "La lectura en voz alta" y "Poseer libros".


Las ideas vertidas por el autor en estos capítulos en forma especial, pero también en la extensión misma del texto completo, son esclarecedores respecto aquellas acciones que pueden crearse y generarse desde un ámbito "informal" complementario a los ámbitos formales de promoción de lectura como la escuela y la biblioteca.


Me pareción de gran interés la recomendación de que cada lector configure un "diario de lectura", donde se registre en términos generales lo que se ha leído, cuándo y qué impresión ha configurado en uno la obra revisada. Esto coincide con una necesidad que me ha exigido mi propia práctica como lector.


Cada vez más, con la revisión de recomendaciones similares a esta, surge en mí la necesidad de generar un espacio para compartir y apoyar a otros para acercarse a la lectura. Me lo revelo a mí mismo, ya como exigencia, ya como deleite, ya como proyecto que habrá, tarde que temprano, que consolidarse.


La experiencia sistematizada del autor me es no sólo impactante sino motivante. Queda de él un texto en la colección que encontraré pronto y que podré reseñar a mis tres lectores proximamente.


A quien ésto interese:


CHAMBERS, Aidan., El ambiente de la lectura., Trad. Ana Tamarit Amieva., Colección Espacios para la lectura., Fondo de Cultura Económica., México., 2007., p. 132.

ISBN: 978-968-16-8455-6

sábado, noviembre 1

Entre tú y la imagen de ti que a mi llega

Entre tú y la imagen de ti que a mí llega
hay un espacio al cabo del cual eres sólo una memoria.
Tienes tiempo de abrir la puerta sin que te vea,
huir y regresar después de haber cambiado
o muerto del todo.
Tienes tiempo de hacerte presente a otros ojos
y dejar en ellos otra visión deshabitada.
Tus palabras son hondas para contener en sus ecos
otras oscuras que escucharé precisas cuando te hayas apagado
para sepultar en sus silencios dichas que no posees,
dichas que de ti apartan - porque no de tu ausencia-
los fragmentos de ti, que la sujetan,
distantes uno de otro, dispersos y recónditos,
sin reintegrarte nunca la vida que te arrancan
y sólo tu muerte recupera.

JORGE CUESTA

En esta ocasión incorporo algo del poeta veracruzano. Regresaremos después a la poesía coreana. Agradezco a Moy tan excelente regalo que no había podido empezar a disfrutar como ahora lo hago.